miércoles, 12 de enero de 2011

Hijos del anhelo de la vida

Hijo ¿Cómo puedo ayudarte a ver? ¿Puedo darte mis hombros para que te pares en ellos? Ahora vesmás lejos que yo. Ahora ves por nosotros dos. ¿Me cuentas qué ves?
Que día tan lleno de cosas lindas e inesperadas, me encanta salir con Zuriel porque platicamos como si fuéramos los grandes cuates… y es que pues como todos los jóvenes de su edad, mi hijo ya tienen sus compromisos, sus intereses, entonces cuando hay una oportunidad pues es genial… trato de aprovecharla al máximo.

Fuimos a la librería, es un lugar en el que automáticamente me siento relajada, “en mi hábitat” diría mi marido, pero sí, tanta cultura, historia, experiencias, reflexiones en un solo lugar…tantos escritores clásicos, contemporáneos … la verdad uno de mis sueños es tener una gran biblioteca en casa para compartirla.  Ese gusto por los libros afortunadamente lo comparto con mi hijo y ahora lo disfruto más porque ya podemos tener una conversación sobre lecturas comunes.
Estando ahí, ni para donde agarrar, había tantos librosinteresantes pero poco presupuesto así que me decidí por dos clásicos “El Llanoen Llamas” de Juan Rulfo y “El amor en los tiempos del cólera” de GabrielGarcía Márquez, ejemplares que tenía como patrimonio cultural, pero que un buendía generosamente se me ocurrió prestar y pues para nunca más volver.

Iba a tomar el tercero de “Metafísica al Alcance de Todos” que ya había leído y que quería retomar, pero mi hijo me dio un pequeño libro, encuadernado, con bonita presentación … lo había hojeado y le gustaron unos pensamientos. Entonces pues me brinda una mirada … con esos ojos y esa expresión a la que toda madre se rinde. Le comenté que se lo adelantaba de cumpleaños y pues cuando hubiera más dinero, le regalaba otros libros.

Ya de regreso a la casa, yo manejando, me empezó a leer el prólogo y pues resulta que el libro nació como un regalo de un padre a su hijo que entraba a la universidad, como un mapa de viaje, un bonito compendio de consejos y pensamientosq ue podrían ser útiles en su nueva etapa. Pues como dicen “ni mandadito hacer”, porque coincide que mi hijo también está por volar con alas propias con su próxima entrada a la Universidad.

Me leyó varios pensamientos y nos venimos comentando en el camino, lo vi tan centrado, tan maduro como nunca lo había visto.  En definitiva, para quienes somos madres los hijos nunca terminan de crecer, son nuestros pequeños, nuestros chiquitos, sin embargo, como afirmaba el poeta libanes Gibrán Jalil Gibrán, los hijos realmente no nos pertenecen, son hijos del anhelo de la vida y así lo tenemos que aceptar.
Mi alegría es que sin buscarlo hayamos compartido una experiencia que sin duda reforzará los principios que ya tiene, pero que seguramente le permitirá vivir una vida más feliz y más plena. Para mí esta experiencia ha sido un gran reagalo de Dios.

"Tus hijos no son tus hijos. Son los hijos e hijas del anhelo de la Vida. Vienen a través de ti, pero no de ti y, aunque están contigo, no te pertenecen. Puedes darles tu amor, pero no tus pensamientos, pues tienen los suyos propios. Puedes albergar sus cuerpos, pero no sus almas, pues sus almas habitan en la casa del mañana, que tú no puedes visitar, ni siquiera en sueños. Puedes esforzarte en ser como ellos, pero no intentes que sean como tú."

martes, 11 de enero de 2011

Honra tu palabra


Hoy ante el inicio de esta aventura y dado que al compartir mi sentir y pensar estaré haciendo uso del lenguaje, quiero subrayar la importancia de las palabras en nuestra vida, hay muchos que han hablado y escrito al respecto, pero todos coinciden en que las palabras tienen una gran fuerza creadora y son impulsoras de grandes cambios.
Sólo basta con pensar en el texto hermoso de algún buen libro o poema que produjo en nosotros sublimes sensaciones, que renovó nuestro espiritu.
Acordarnos del diálogo de una buena película, la carta de amor ya tan poco utilizada, la letra inspiradora de una canción... eso sin contar con las cortas frases de los pequeños que recién empiezan a hablar y que nos roban el aliento y elevan la autoestima... Mamá te quiero ... eres la mejor del mundo!!

Ciertamente el principio de año siempre es bueno para escuchar y leer lecturas que nos motiven, ya que tenemos la mayor energía y voluntad para mejorar, por eso quiero sacar a relucir el libro del Dr. Miguel Ruiz, "Los Cuatro Acuerdos", donde nos propone cuatro acuerdos básicos para entender el verdadero significado de la vida donde el paraíso en la tierra es posible, sólo si uno tiene la voluntad de tomarlos:
1. Se impecable con la palabra, 2. No te tomes nada personalmente, 3. Nohagas suposiciones, 4. Haz siempre lo mejor que puedas.

El primer acuerdo es tan especial para mí, porque significa que literalmente debo cuidar lo que sale de mi boca, también lo que escribo, con mayor razón si mi profesión es la comunicación. Soy en gran medida lo que hablo y si no honro mis palabras, no me honro a mí misma y por lo tanto no me amo. Honrar mis palabras significa que debo ser coherente con lo que pienso y con lo que hago. Que tal!!
Pero el poder de las palabras va más allá, ya que crean mundos, realidades y, sobre todo, emociones. Las palabras son mágicas: de la nada y sin materia alguna se puede transformar lo que sea. Con las palabras podemos salvar a alguien, hacerle sentir bien, transmitir toda clase de sentimientos como el amor, admiración, aceptación, pero también podemos matar su autoestima, sus esperanzas, condenarlo al fracaso.

Incluso con nuestra propia persona: las palabras que verbalizamos o las que pensamos nos están creando cada día. Las expresiones de queja nos convierten en víctimas; las críticas, en jueces prepotentes. Si somos conscientes del poder de nuestras palabras, de su enorme valor y potencial, las utilizaremos con cuidado, empleándolas para compartir el amor.
Se impecáble con tus palabras, es el primer acuerdo al que se debe llegar si de verdad se quiere ser libre y feliz. Usemos la magia blanca de las palabras empezando por nosotros, díte a ti mismo que eres una persona maravillosa, dite cuánto te amas.

Prepararnos para lo imprevisto


Ciertamente tenía la necesidad desde hace tiempo de comenzar un blog, un espacio para hablar conmigo misma, para conocerme mejor; un medio para llevar registro de lo que sucede cotidianamente en mi vida, para compartir experiencias, anécdotas, reflexiones y sugerencias de las que considero mis pasiones: los libros, el cine, el campismo, los viajes... Y es que la vida es tan breve y efímera que quizá valga la pena dedicar un tiempo a la comunicación de nuestro sentir y pensar cotidiano.
Así con el antecedente del diario personal que tuve de niña, además de las frases, citas y acontecimientos plasmados en las diferentes agendas anuales... hoy arrancó esta serie de relatos con la anécdota de un lunes loco...un lunes para pensar, reír y también para hacer historia... ¡ahhh que lunes!!!

Todo inició con uno de esos sueños locos que en mis tiempos de estudiante hasta me daba la oportunidad de interpretar. Y es que ahora con eso del trabajo, la casa, los hijos, en fin, un cúmulo de responsabilidades, pues que tiempo para soñar!!
Pero la realidad es que sí tenemos sueños y a veces pesadillas, lo que sucede es que generalmente los olvidamos y cuando los recordamos es porque lo tuvimos antes de despertar y nos dimos el tiempo para pensar en él y reflexionar. Hoy en día darnos el tiempo para pensar en nuestros sueños es poco frecuente ya que nos levantamos de la cama en forma brusca e inadecuada, siempre de prisa y con un montón de pendientes por hacer.

Bueno, pues con ese preámbulo, la madrugada del lunes tuve un sueño loco casi pesadilla, en el cual llegaba a recoger mis cosas a la oficina y de repente pues ya no era la oficina sino un salón de clases. Apurada y desconcertada trataba de juntar mis pertenencias hasta que un sujeto parecido al profesor Jirafales, me decía que tenía que presentar un examen… entonces le decía: ¿pero, de qué habla?… (la verdad no tenía idea de esa evaluación, ni a qué materia se refería). La verdad yo ya me voy, además me siento muy mal, -le insistía, pero el maestro me aconsejaba que era preferible que contestara medio mal y me sacara un 5 a que me pusiera “cero” por no presentarlo…. (para mis pulgas, no me gusta medio prepararme, eso de la mediocridad no va conmigo!!!)

En fin, en el sueño y luego al despertar tenía una sensación de impotencia y desasosiego porque se presentaba algo que no esperaba y porque veía a varios compañeros de la Universidad  (hasta al más burro de ellos sin ofender) contestar todo el examen y yo no tenía ni idea de cómo responderlo. ¿Qué significa todo esto pensé?! Bueno después de analizarlo un rato y tras asistir a mi clase de yoga, lo único que puedo asegurar ya que no puedo darme el lujo de pensar en forma negativa es: Que debo estar preparada siempre para lo imprevisto!! y evitar en la medida posible seguir dando excusas…

Y esto fue el inicio, otra señal de lo que debo hacer para evitar consecuencias innecesarias se presentó durante la preparación de la comida, pues puse la bolsa del arroz encima de una de las parrillas que recién apagué, obvio se abrió la bolsa y a recoger el arroz que se regó por toda la estufa jajaja… caray tarde mucho más tiempo en limpiar que lo que me llevó preparar sopa, guisado y demás  … y luego por la tarde, me sirvo sangría en una copa con la base ensamblada, me la traigo a la mesa, le doy un sorbo y que tal, ohhh no,  dejo la copa sobre el escritorio y no me di cuenta que la base se quedó en la cocina… así literal…se derramó todo el líquido y a  limpiar otra vez… es como una escena de esas películas del tonto al que le pasa todo… pero me pasó a mí…y ahora me acuerdo y me da risa… pero debo estar más atenta, normalmente la mayor parte de los accidentes ocurren por falta de concentración.

Al final del día, me queda muy claro que debo poner más atención en lo que hago por más sencilla que parezca la actividad y evitar lo más posible hacer y pensar más de dos cosas a la vez (aunque esto está difícil, la mayoría de las mujeres tenemos pensamientos a mil por minuto).