Ciertamente tenía la necesidad desde hace tiempo de comenzar
un blog, un espacio para hablar conmigo misma, para conocerme mejor; un medio
para llevar registro de lo que sucede cotidianamente en mi vida, para compartir
experiencias, anécdotas, reflexiones y sugerencias de las que considero mis
pasiones: los libros, el cine, el campismo, los viajes... Y es que la vida es
tan breve y efímera que quizá valga la pena dedicar un tiempo a la comunicación
de nuestro sentir y pensar cotidiano.
Así con el antecedente del diario personal que tuve de niña,
además de las frases, citas y acontecimientos plasmados en las diferentes
agendas anuales... hoy arrancó esta serie de relatos con la anécdota de un
lunes loco...un lunes para pensar, reír y también para hacer historia... ¡ahhh
que lunes!!!
Todo inició con uno de esos sueños locos que en mis tiempos
de estudiante hasta me daba la oportunidad de interpretar. Y es que ahora con
eso del trabajo, la casa, los hijos, en fin, un cúmulo de responsabilidades,
pues que tiempo para soñar!!
Pero la realidad es que sí tenemos sueños y a veces
pesadillas, lo que sucede es que generalmente los olvidamos y cuando los
recordamos es porque lo tuvimos antes de despertar y nos dimos el tiempo para
pensar en él y reflexionar. Hoy en día darnos el tiempo para pensar en nuestros
sueños es poco frecuente ya que nos levantamos de la cama en forma brusca e
inadecuada, siempre de prisa y con un montón de pendientes por hacer.
Bueno, pues con ese preámbulo, la madrugada del lunes tuve
un sueño loco casi pesadilla, en el cual llegaba a recoger mis cosas a la
oficina y de repente pues ya no era la oficina sino un salón de clases. Apurada
y desconcertada trataba de juntar mis pertenencias hasta que un sujeto parecido
al profesor Jirafales, me decía que tenía que presentar un examen… entonces le
decía: ¿pero, de qué habla?… (la verdad no tenía idea de esa evaluación, ni a
qué materia se refería). La verdad yo ya me voy, además me siento muy mal, -le
insistía, pero el maestro me aconsejaba que era preferible que contestara medio
mal y me sacara un 5 a que me pusiera “cero” por no presentarlo…. (para mis
pulgas, no me gusta medio prepararme, eso de la mediocridad no va conmigo!!!)
En fin, en el sueño y luego al despertar tenía una sensación
de impotencia y desasosiego porque se presentaba algo que no esperaba y porque
veía a varios compañeros de la Universidad
(hasta al más burro de ellos sin ofender) contestar todo el examen y yo
no tenía ni idea de cómo responderlo. ¿Qué significa todo esto pensé?! Bueno
después de analizarlo un rato y tras asistir a mi clase de yoga, lo único que
puedo asegurar ya que no puedo darme el lujo de pensar en forma negativa es:
Que debo estar preparada siempre para lo imprevisto!! y evitar en la medida
posible seguir dando excusas…
Y esto fue el inicio, otra señal de lo que debo hacer para
evitar consecuencias innecesarias se presentó durante la preparación de la
comida, pues puse la bolsa del arroz encima de una de las parrillas que recién
apagué, obvio se abrió la bolsa y a recoger el arroz que se regó por toda la
estufa jajaja… caray tarde mucho más tiempo en limpiar que lo que me llevó
preparar sopa, guisado y demás … y luego
por la tarde, me sirvo sangría en una copa con la base ensamblada, me la traigo
a la mesa, le doy un sorbo y que tal, ohhh no,
dejo la copa sobre el escritorio y no me di cuenta que la base se quedó
en la cocina… así literal…se derramó todo el líquido y a limpiar otra vez… es como una escena de esas
películas del tonto al que le pasa todo… pero me pasó a mí…y ahora me acuerdo y
me da risa… pero debo estar más atenta, normalmente la mayor parte de los
accidentes ocurren por falta de concentración.
Al final del día, me queda muy claro que debo poner más
atención en lo que hago por más sencilla que parezca la actividad y evitar lo
más posible hacer y pensar más de dos cosas a la vez (aunque esto está difícil,
la mayoría de las mujeres tenemos pensamientos a mil por minuto).
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