martes, 11 de enero de 2011

Prepararnos para lo imprevisto


Ciertamente tenía la necesidad desde hace tiempo de comenzar un blog, un espacio para hablar conmigo misma, para conocerme mejor; un medio para llevar registro de lo que sucede cotidianamente en mi vida, para compartir experiencias, anécdotas, reflexiones y sugerencias de las que considero mis pasiones: los libros, el cine, el campismo, los viajes... Y es que la vida es tan breve y efímera que quizá valga la pena dedicar un tiempo a la comunicación de nuestro sentir y pensar cotidiano.
Así con el antecedente del diario personal que tuve de niña, además de las frases, citas y acontecimientos plasmados en las diferentes agendas anuales... hoy arrancó esta serie de relatos con la anécdota de un lunes loco...un lunes para pensar, reír y también para hacer historia... ¡ahhh que lunes!!!

Todo inició con uno de esos sueños locos que en mis tiempos de estudiante hasta me daba la oportunidad de interpretar. Y es que ahora con eso del trabajo, la casa, los hijos, en fin, un cúmulo de responsabilidades, pues que tiempo para soñar!!
Pero la realidad es que sí tenemos sueños y a veces pesadillas, lo que sucede es que generalmente los olvidamos y cuando los recordamos es porque lo tuvimos antes de despertar y nos dimos el tiempo para pensar en él y reflexionar. Hoy en día darnos el tiempo para pensar en nuestros sueños es poco frecuente ya que nos levantamos de la cama en forma brusca e inadecuada, siempre de prisa y con un montón de pendientes por hacer.

Bueno, pues con ese preámbulo, la madrugada del lunes tuve un sueño loco casi pesadilla, en el cual llegaba a recoger mis cosas a la oficina y de repente pues ya no era la oficina sino un salón de clases. Apurada y desconcertada trataba de juntar mis pertenencias hasta que un sujeto parecido al profesor Jirafales, me decía que tenía que presentar un examen… entonces le decía: ¿pero, de qué habla?… (la verdad no tenía idea de esa evaluación, ni a qué materia se refería). La verdad yo ya me voy, además me siento muy mal, -le insistía, pero el maestro me aconsejaba que era preferible que contestara medio mal y me sacara un 5 a que me pusiera “cero” por no presentarlo…. (para mis pulgas, no me gusta medio prepararme, eso de la mediocridad no va conmigo!!!)

En fin, en el sueño y luego al despertar tenía una sensación de impotencia y desasosiego porque se presentaba algo que no esperaba y porque veía a varios compañeros de la Universidad  (hasta al más burro de ellos sin ofender) contestar todo el examen y yo no tenía ni idea de cómo responderlo. ¿Qué significa todo esto pensé?! Bueno después de analizarlo un rato y tras asistir a mi clase de yoga, lo único que puedo asegurar ya que no puedo darme el lujo de pensar en forma negativa es: Que debo estar preparada siempre para lo imprevisto!! y evitar en la medida posible seguir dando excusas…

Y esto fue el inicio, otra señal de lo que debo hacer para evitar consecuencias innecesarias se presentó durante la preparación de la comida, pues puse la bolsa del arroz encima de una de las parrillas que recién apagué, obvio se abrió la bolsa y a recoger el arroz que se regó por toda la estufa jajaja… caray tarde mucho más tiempo en limpiar que lo que me llevó preparar sopa, guisado y demás  … y luego por la tarde, me sirvo sangría en una copa con la base ensamblada, me la traigo a la mesa, le doy un sorbo y que tal, ohhh no,  dejo la copa sobre el escritorio y no me di cuenta que la base se quedó en la cocina… así literal…se derramó todo el líquido y a  limpiar otra vez… es como una escena de esas películas del tonto al que le pasa todo… pero me pasó a mí…y ahora me acuerdo y me da risa… pero debo estar más atenta, normalmente la mayor parte de los accidentes ocurren por falta de concentración.

Al final del día, me queda muy claro que debo poner más atención en lo que hago por más sencilla que parezca la actividad y evitar lo más posible hacer y pensar más de dos cosas a la vez (aunque esto está difícil, la mayoría de las mujeres tenemos pensamientos a mil por minuto).






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